Literatura
Nuevo libro del alemán Florian Illies explora exilio de Thomas Mann
24.10.2025, 13:34
El escritor alemán Florian Illies convierte en su nuevo libro la historia contemporánea en relatos vivos.
Con un fino sentido del detalle, el autor dibuja en "Wenn die Sonne untergeht" (Cuando se pone el sol) un panorama de la escena literaria alrededor de Thomas Mann y su familia en el exilio del sur de Francia, lleno de sorprendentes revelaciones e intrigas veraniegas.
Sanary, en 1933, es un pequeño pueblo de pescadores en la Costa Azul, poco relevante. La localidad cuenta con apenas 3.000 habitantes y se encuentra cerca de Toulon. Un pequeño puerto concurrido, algunos cafés y tiendas. Glamour, lo que se dice glamour, tiene poco. Pero el pueblo tiene sin duda su encanto y vivir allí es barato, por lo que se había vuelto popular entre los artistas parisinos.
Cuando Hitler llega al poder, el tranquilo Sanary se convierte de golpe en un refugio para los escritores alemanes. Durante un intenso verano, se alojó allí la crema y nata de la literatura alemana en el exilio, con Thomas Mann y su familia en el centro de la escena.
Illies, autor de varios bestsellers, toma esta breve etapa en la vida de los Mann como ocasión para diseccionar a la igualmente famosa y compleja familia de escritores.
El libro se mantiene en un tono distendido y se basa en numerosos diarios y memorias que la variopinta comunidad de emigrantes de Sanary dejó, como los del escritor judío Lion Feuchtwanger. Illies logra dar perfil también a los hijos de Mann menos conocidos, como su hija Monika.
"Somos una asamblea ilustre, pero cada uno tiene sus problemas", escribió Thomas Mann perspicazmente en su diario sobre su familia. La situación de exilio representó un desafío especial para esta "asamblea ilustre", a la que cada miembro de la familia reaccionó de manera distinta.
Mientras Thomas Mann dejaba de escribir por el estrés y la gestora de la familia, Katia, enfermaba, algunos de los seis hijos desplegaban energías inesperadas, como la pragmática Erika. Los dos más jóvenes, Michael y Elisabeth, disfrutaban de los meses en Sanary con total inocencia, como si fueran vacaciones.
Thomas Mann se resistió durante mucho tiempo a aceptar la idea de abandonar Alemania de manera definitiva. Fueron sus hijos mayores, Erika y Klaus, quienes lo presionaron para que no regresara de un viaje de conferencias al extranjero. Ambos adoptaron una postura mucho más firme frente a los nazis que la de su padre y por ello tuvieron conflictos con él.
Mann odiaba ser llamado emigrante: "Sentía que estaba por debajo de su nivel". Además de cierta susceptibilidad, lo preocupaba la propiedad que había dejado en Múnich, un tema que a él y a su esposa Katia les generaba tensión durante su estadía en Sanary.
Aquí, nuevamente, su hijo menos querido, Golo, destacó: logró trasladar una gran suma de dinero y los diarios de su padre desde Alemania al extranjero, asegurándolos. Esta hábil operación aumentó su estatus entre los hijos.
Con sutil ironía, Illies muestra cómo incluso bajo el sol del sur las rígidas costumbres de la casa de la Poschingerstrasse de Múnich se mantenían implacables. Ritos de comida estrictamente respetados, conversaciones altamente intelectuales durante el almuerzo, que aterrorizaban a algunos hijos, como la poco apreciada Monika.
También la minuciosa observación de su salud, que Mann registraba escrupulosamente en su diario: anotaba "propensión a la tos" y "diarrea", y a veces "propensión a rubor facial".
El algo rígido día a día de los Mann contrasta con el estilo de vida relajado de otros emigrantes en Sanary. Por ejemplo, Heinrich Mann, que para horror de su hermano y su cuñada, hace que su amante, Nelly Kröger, que ellos consideran vulgar, lo siga desde Berlín hasta el sur de Francia.
Illies describe con particular humor cómo los escritores Lion Feuchtwanger y Aldous Huxley convivían en casi idénticas y conflictivas relaciones triangulares con esposa y amante. Lion Feuchtwanger y su esposa Marta llevaban además un estilo de vida extremadamente saludable e hiperactivo, lo que hacía que Thomas Mann pareciera aún más formal y paternal.
Otras artistas y damas de sociedad con hábitos excéntricos y, en algunos casos, ruinosos, completan el cuadro. Illies despliega así el colorido panorama de un exilio como una comunidad veraniega forzada y vibrante, que en circunstancias normales nunca habría sido posible. En este sentido, el libro aporta un aspecto fascinante a la imagen de Thomas Mann.