Clima
Cifran en 5,4 billones € coste de transición energética en Alemania
3.09.2025, 12:23
La Asociación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK) cifró hoy en 5,4 billones de euros (6,28 billones de dólares) el coste que la transición energética supondría para Alemania en los próximos 25 años si los responsables políticos se mantienen en el rumbo actual.
La DIHK considera que el precio es demasiado caro y sobrecargará a las empresas. "La transición energética no se puede gestionar con las políticas actuales", declaró el presidente de la entidad, Peter Adrian.
Basándose en un estudio encargado por la DIHK, Adrian cree que es necesario un cambio de rumbo fundamental, lo que se traduciría en un ahorro de miles de millones.
Apoyo a la ministra Reiche
La ministra alemana de Economía y Energía, la conservadora Katherina Reiche, también aboga por un nuevo comienzo en la transición energética, es decir, el abandono gradual de combustibles fósiles como el gas, el carbón y el petróleo. Se esperan con interés los resultados de un proyecto de seguimiento sobre la transición energética encargado por el Ministerio.
Reiche ya ha dejado claro que es necesario reducir los costes. Sus declaraciones, por ejemplo, sobre la eliminación de las subvenciones estatales para nuevos sistemas solares de pequeña escala, son controvertidas.
Es muy positivo que Reiche esté indicando claramente que quiere centrarse en el rendimiento económico como piedra angular de la política energética, afirmó Achim Dercks, subdirector general de la DIHK.
Aumento de los costes
Según un estudio encargado por la DIHK y realizado por la consultora Frontier Economics, de continuar la tendencia actual, la inversión privada, solo en energía, industria, edificios y transporte, tendría que aumentar significativamente: del promedio actual de unos 82.000 millones de euros entre 2020 y 2024 a al menos entre 113.000 y 316.000 millones de euros en 2035.
Los factores que impulsan los costes incluyen las elevadas inversiones en la expansión de las redes eléctricas, la transformación de los procesos industriales, las nuevas centrales energéticas y la importación de energía.
La carga para las empresas y la población está alcanzando un nivel que pone en peligro la reputación del país como sede de negocios y, por lo tanto, también la aceptación de la transición energética, afirmó Adrian.
"Las empresas con un alto consumo energético ya están trasladando cada vez más su producción y, por consiguiente, sus puestos de trabajo al extranjero", afirmó.
Una política industrial demasiado fragmentada
La DIHK también critica los objetivos fragmentados y difíciles de alcanzar, la microgestión tecnológica con un enfoque unilateral en tecnologías y fuentes de energía individuales, y la multitud de intervenciones regulatorias que obstaculizan la innovación.
Sin embargo, Dercks argumenta que el Gobierno alemán no tiene por qué regularlo todo hasta el último detalle. Otras asociaciones también han criticado la controvertida Ley de Energía en los Edificios, conocida como Ley de Calefacción, por sus requisitos fragmentados.
La coalición entre la la coalición gubernamental entre la alianza conservadora de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) lucha por una reforma, pero aún está por ver cómo se concretará exactamente.
Desde la perspectiva de la DIHK, en cambio, se debería hacer mucho más hincapié en la apertura tecnológica, la innovación y el aumento del precio de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) como instrumento rector.
El estudio también propone una expansión lenta de las redes eléctricas y un aplazamiento del objetivo de Alemania de lograr la neutralidad climática de aquí a 2045: el objetivo actual requiere una "velocidad de transformación sin precedentes". Sin embargo, los objetivos deben ser alcanzables. Según el estudio, las medidas propuestas podrían ahorrar más de un billón de euros hasta 2050.