Aniversario

Los alemanes y el marco, un largo amor por la moneda fuerte

16.06.2023, 14:51

Por Jörn Bender (dpa)

"El marco alemán es algo que los alemanes aman más que a su propia esposa", así definió en octubre de 1997 el entonces ministro alemán de Finanzas Theo Waigel la relación de muchos de sus compatriotas con su moneda. 

Ya hace más de 20 años que la gente lleva euros en su bolsillo, pero el marco alemán está aún presente en la mente de muchos. El marco alemán, símbolo del resurgimiento económico de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en un mito. 

Cuando fue introducido el 21 de junio de 1948 en las zonas occidentales ocupadas por las fuerzas aliadas, las estanterías de las tiendas se llenaron de la noche a la mañana. Los comerciantes sacaron a la luz los productos que mantenían retenidos en sus depósitos porque ya no confiaban en la moneda anterior, el Reichsmark (marco imperial). 

Con el paso del tiempo, el marco alemán se convirtió en la segunda moneda de reserva y comercio más importante del mundo, detrás del dólar.

Sin embargo, el duro corte de la reforma monetaria de 1948 generó una conmoción. Los saldos de los pequeños ahorristas casi se evaporaron porque 100 Reichsmark en una cuenta de ahorro se convirtieron en 6,50 marcos alemanes.

En cambio, los salarios, alquileres e impuestos se convirtieron en una proporción de 1 a 1. Cada ciudadano recibió 40 marcos de "recompensa" y otros 20 marcos un mes después. Al final, la escasez de dinero fue la base de una moneda estable; desaparecieron el trueque y el uso de cigarrillos u otros productos como moneda de intercambio en el mercado ilegal.  

La verdadera prueba de fuego del valor del marco alemán llegó décadas después, de forma totalmente inesperada. "¡Si llega el marco alemán, nos quedamos, si no llega, nos vamos a él!", gritaban los ciudadanos de Alemania Oriental en el otoño de la caída del comunismo en 1989.

Ya antes de la reunificación alemana, el marco alemán reemplazó el 1 de julio de 1990 al marco de la extinta República Democrática Alemana (RDA), a una tasa de cambio de 1 a 1. 

El entonces canciller alemán Helmut Kohl impulsó una rápida unión económica y monetaria, a pesar de las advertencias, también del banco central alemán, el Bundesbank.

El problema fue que, con la introducción del marco alemán, la economía planificada de la RDA, en camino a desaparecer, se encontró de un momento para el otro con la feroz competencia de la economía de mercado.

Unos once años después, con la llegada del año 2002, el euro reemplazó al marco alemán, el franco, la lira, el chelín y otras monedas europeas. 

La euforia inicial se transformó rápidamente en desilusión, por la sensación que tenían los alemanes de que la nueva divisa era cara. 

Los expertos en estadística y economistas podían discutir cuanto quisieran, pero al hacer la compra, en el bar o en la peluquería, los consumidores no podían quitarse de la cabeza la sensación de que los precios del marco alemán se habían convertido 1 a 1 en euros en el transcurso del cambio de moneda. En realidad, el tipo de cambio acordado era de 1,955 marcos alemanes por euro. 

Además, ¿había que dar la razón a las malas lenguas de que una moneda común con italianos y griegos, entre otros, estaba destinada a deteriorarse hasta convertirse en una moneda blanda? El excanciller Kohl conocía las preocupaciones. "Con gran probabilidad habríamos perdido un referéndum sobre la introducción del euro y la abolición del marco alemán", admitió luego.

¿Qué divisa es más fuerte, el marco alemán o el euro? De hecho, el euro demostró ser una moneda estable. En sus 25 años de existencia, el Banco Central Europeo (BCE) ha alcanzado su objetivo de una tasa media de inflación anual del dos por ciento.

Según las encuestas de la Unión Europea, el euro cuenta con un amplio respaldo, ya que más del 80 por ciento de los alemanes y más del 70 por ciento de los europeos apoyan la moneda común.

Pero el euro-escepticismo y la añoranza del marco alemán no desaparecieron. 

El execonomista jefe del BCE Otmar Issing considera que el deseo de que vuelva el marco alemán es una cuestión de nostalgia. "Se genera con el precio de la cerveza en la Oktoberfest de Múnich, y la gente olvida entonces que incluso en tiempos del marco alemán este precio siempre subía de año en año", señaló en 2018. 

Así resulta también que la explicación del precio de una bola de helado, que a primera vista parece haber subido escandalosamente, también es compleja. Se debe al aumento de los salarios y, por tanto, del poder adquisitivo, del aumento de los precios de las materias primas y la energía, además de la burocracia.

Quienes aún conservan viejas existencias de marcos alemanes o las encuentran por casualidad -por ejemplo, en una herencia-, ya no pueden comprar nada con ellas. Sin embargo, el cambio a euros es posible en el Bundesbank por tiempo ilimitado.